Cuando hoy abrí el correo y leí la historia no podía creerlo: el cuento que años antes había conocido ¡se había hecho realidad! : ) Nunca he dudado de que cosas así pasaban en todo el mundo, pero cuando descubres una historia como esta te das cuenta que no es lo mismo imaginar o creer, que ver y saber : )
Por eso, quiero compartir con vosotros esta historia que nos ha enviado la ISAM (Iniciativa por la Soberanía Alimentaria en Madrid).
En 2008, el "Premio Nobel de Ecología" lo ganó Jesús León Santos, un campesino indígena que en los últimos 25 años ha realizado un trabajo de reforestación en su región de Oaxaca, México. (Ver vídeo de la entrega del premio con el discurso de Jesús)
Su historia
Cuando León tenía 18 años decidió hacer algo para cambiar el paisaje del lugar donde vivía, la Mixteca Alta (tierra del sol), pues era árido y sin ningún tipo de vegetación. No había agua y tenía que recorrer kilómetros para buscarla. Sus vecinos emigraban buscando zonas más fértiles, pero Jesús León se propuso lograr la fertilidad de dichas tierras recurriendo a técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas.
¿Cómo llevó a cabo el proyecto?
Este campesino mexicano revivió una herramienta indígena olvidada: El tequio, el trabajo comunitario no remunerado. Reunió a unas 400 familias de 12 municipios, creó el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (Cedicam) y, entre todos, a pesar de los mínimos recursos económicos, empezaron a luchar contra la erosión. Debido a la cría intensiva de cabras, el sobre pastoreo y la industria de producción de cal que estableció la Colonia, la zona estaba muy deteriorada. El uso del arado de hierro y la tala intensiva de árboles para la construcción de los templos dominicos contribuyeron definitivamente a su desertificación.
Jesús León y su grupo han impulsado un programa de reforestación. Cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil. Todo eso favoreció la recarga del acuífero. Además, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua. Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria. Desarrollaron así un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, gracias al rescate y conservación de las semillas nativas del maíz, cereal originario de esta región. Sembrando sobre todo una variedad muy propia de la zona, el cajete, de las más resistentes a la sequía.
Tras 25 años de mucho trabajo la Mixteca Alta está restaurada: ha reverdecido, tiene manantiales, árboles y alimentos y la gente ya no emigra.
Jesús León sigue luchando día a día contra los transgénicos, y continúa sembrando unos 200.000 árboles anuales. Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo: la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente. Además, se han enterrado en lugares estratégicos cisternas de ferrocemento, de más de 10.000 litros de capacidad, que también recogen el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos. El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.
Sobre el premio
El nombre del galardón es "Premio Ambiental Goldman". Este premio se creó en 1990 por dos generosos filántropos y activistas cívicos estadounidenses: Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman. Consta de una dotación de 150.000 dólares y se entrega cada año en San Francisco, California (Estados Unidos). Hasta ahora ha sido otorgado a defensores del medioambiente de 72 países.
El cuento
"Cuando reflexiono que un solo hombre confiado en sus simples recursos físicos y morales fué suficiente para hacer surgir de un desierto esta tierra de Cannan, me doy cuenta que a pesar de todo, la condición humana es admirable. Pero, cuando hago un recuento de lo que puede crear, la constancia, la generosidad y la grandeza de un alma resuelta a lograr su objetivo, soy presa de un inmenso respeto por aquel viejo campesino sin cultura que a su manera supo como materializar una obra digna de Dios."
Este es un fragmento del cuento que os comentaba al principio. Un cuento que fue antes que la historia real, asi que quien sabe si no fue esta historia la que sirvió de inspiración a Jesús León Santos para llevar a acabo tal hazaña.
Se trata de un cuento escrito alrededor de 1953 por el francés Jean Giono titulado "El hombre que plantaba árboles". Una bonita historia sobre el cuidado del medio ambiente y sobre como un sólo hombre puede lograr grandes cambios con mucho trabajo y mucha paciencia.
Aquí podéis leer el cuento y algo sobre el origen del mismo.
Este cuento se convirtió en vídeo de animación de mano de Frederic Back, un activista canadiense de los derechos de los animales, además de ilustrador y cineasta, que cuenta con varios cortos de animación de profundo sentimiento ecologista, como este de Ilusión.
Aquí os dejo una breve lista de vídeos del corto de animación "El hombre que plantaba árboles", que dura 30 minutos:
-Inglés subtitulado en español (completo)
-Francés subtitulado en español (completo)
-Doblado en castellano (por partes)
ES INCREÍBLE PERO CIERTO...TODO ESTA EN EL SECRETO.
ResponderEliminarLA PENA ES QUE ES UN GRANITO DE ARENA ENTRE TANTAS AGRESIONES A LA NATURALEZA
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Conrado pero a su vez hay que mirar y admirar la intuicion que tuvo este hombre y como cumplio su meta a pesar de las dificultades que le enfrentaban.
ResponderEliminarEstoy sorprendida el arduo trabajo que ha reaLizado Jesus Leon Santos y me enorgullece de ser Mexicana. Siempre con pensamiento positivo y sobrepasando toda dificultad me lleva reflexionar.
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